Alejada de la narrativa idealista del progresismo, que sostiene ante los pueblos de Nuestra América la ilusión de estar avanzando y consolidando una segunda etapa u oleada progresista continental, la terca realidad nos muestra un mundo no solo cada vez más polarizado y en conflicto, sino una región latinoamericana y caribeña convertida crecientemente en terreno de disputa entre el imperialismo norteamericano y nuestros pueblos, que por 200 años han venido resistiendo la injerencia descarada, violenta, rapaz y salvaje, instrumentada por las burguesías y oligarquías locales, a nombre de la doctrina neocolonial monroista.
top of page
bottom of page
Comments