Dentro de unas horas, se cumplirán 56 años del asesinato del Che, en la humilde escuelita de La Higuera, en el Oriente boliviano. Sus enemigos creían que con la muerte del revolucionario ponían fin a la a la vida de uno de los más peligrosos enemigos del sistema y a su vez demostraban al mundo que sus ideas estaban equivocadas y condenadas al fracaso.
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