La crisis climática es uno de los mayores retos que enfrenta la humanidad
en el siglo XXI. Sus consecuencias, como el aumento de las temperaturas
globales, la intensificación de fenómenos meteorológicos extremos, la
pérdida de biodiversidad y la alteración de los ciclos naturales, tienen
efectos devastadores en los sistemas ecológicos y en las comunidades
humanas. Frente a esta problemática, las estrategias territoriales,
ambientales y participativas se han convertido en enfoques clave para
enfrentar y mitigar estos impactos, fomentando la adaptación y resiliencia
en las distintas regiones del planeta.
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